Been there, done that

El viernes tuve que ir a Valencia por una reunión de trabajo.

Lo peor no fue levantarme a las 5 de la mañana para coger el Euromed y llegar a tiempo, sino esto, esto, esto, esto, esto y esto, que fue provocado por esto, esto, esto, y esto.

No voy a entrar en valoraciones acerca del precario estado de la primitiva red de tren de cercanías de Barcelona…

El tren de las 7:00 salió más de media hora tarde, y durante todo el tiempo fuimos informados de maenra continuada de que había una incidencia en la línea y que podían haber retrasos. Sin embargo, en ningún momento se informó de la magnitud ni del alcance de los «problemas técnicos».

Una vez partido el tren se paró en la primera estación (Bellvitge) y se quedó un buen rato así. Luego empezó a dar marcha atrás y se nos informó de que iríamos por otra ruta (por Vilafranca del Penedés), lo que supondría algún retraso adicional.

El viaje fue lento: de vez en cuando el tren debía pararse por completo, quizá porque era necesario dar un respiro a las vías no preparadas o porque otro tren debía pasar.

En definitiva, un viaje rápido y cómodo de 3 horas fue una aventura de 5…

Una vez en Valencia casi lo primero que vi fue un edificio que le habría hecho mucha ilusión a mi madre de haber estado allí:

El el antiguo edificio de la Unión y el Fénix Español, la compañía de seguros en la que trabajaba mi madre de jovencita donde estaba la compañía de seguros en la que trabajaba mi madre de jovencita, cuando se quedó embarazada de mí (pero ella estaba en Madrid).

La reunión fue muy rápida, y a la vuelta cogimos un coche de alquiler porque las vías aún no estaban despejadas. Hicimos bien, porque los trenes de largo recorrido eran parados y la gente debía cubrir el trayecto restante en cercanías en cuanto comenzaba esta red.

De hecho, al día siguiente así era como estaba la vía accidentada: